¿Por qué dice Hume que no podemos ser libres?

David Hume, anteriormente comprobó que, en realidad, no existe la necesidad de la causalidad. Hume nos dice que, las relaciones de ideas son tales que no admiten ningún tipo de contradicción. De este modo, dado que a la mente le es posible concebir la existencia de un objeto sin la existencia del que habitualmente le acompaña (por el principio de diferencia), entonces no necesariamente está conectado uno con el otro. Por consiguiente, para Hume, sólo la experiencia hará que el ser humano se acostumbre a ver objetos de un tipo relacionados con objetos de un segundo tipo creando así el juicio causa. Concluyendo que la idea de conexión necesaria es producto de la imaginación, no hay nada en la naturaleza que la garantice. Sólo la experiencia será la guía que le diga al hombre qué objetos preceden a cuáles, y cuáles anteceden a qué otros. Por tanto, para David Hume, toda acción realizada por la materia es necesaria, entendiendo por necesidad el producto de la observación de la unión de conexiones.
Hume insistirá que de igual modo se debe comportar nuestra voluntad, ya que, si el mundo de la naturaleza sigue un curso necesario, determinado por la causalidad. Del mismo modo, el mundo de la voluntad, al no estar separado de motivos y circunstancias, debe seguir el mismo patrón. “La piel, poros, músculos y nervios de un jornalero son diferentes de los de un hombre de cualidad, y lo mismo acaece con sus sentimientos, acciones y maneras. Las diferentes condiciones de la vida influyen en la estructura total externa e interna, y estas diferentes condiciones surgen necesariamente, es decir, uniformemente, de los principios uniformes y necesarios de la naturaleza humana.”

El carácter en el género humano para Hume, es algo tanto innato (natural) como artificial, en tanto a que tiende a ser formado, de tal suerte que, para él, cada humano tendrá un carácter único, es decir, individual. “Existe un curso general de la naturaleza en las acciones humanas lo mismo que en las actividades del Sol y del clima. Existe, pues, un carácter peculiar a las diferentes naciones y a las personas particulares, y del mismo modo un carácter común al género humano. El conocimiento de estos caracteres está fundado en la observación de una uniformidad de las acciones que nacen de ellos, y esta uniformidad constituye la verdadera esencia de la necesidad”
Hume insistirá en que, todas nuestras acciones están marcadas por nuestros motivos, carácter y situaciones. Y por lo tanto nuestro carácter puede ser conocido a través de un cuadro de evidencia moral donde a partir del resultado final se pueda conocer la necesidad causal entre el termino faltante en el cuadro y los demás componentes, en otras palabras, para Hume las acciones presentan una unión y conexión constante con la condición y el temperamento de la gente, estos se conocen mediante la observación de la uniformidad de sus acciones, esta es la verdadera esencia de la necesidad.
Sin embargo, al sentenciar que, ninguna unión puede ser más constante que la de las acciones con respecto al motivo y carácter de la persona. La libertad de voluntad, al implicar un desprendimiento de las causas, es imposible, pues toda acción humana está sometida a la voluntad y esta a su vez a la necesidad causal

Hume sostiene firmemente que la misma naturaleza de la uniformidad y regularidad de la acción que da lugar a los hechos naturales, es la misma que se presenta en el ámbito de las consideraciones humanas (sexo, edad, educación, posición social, etc.). Para ello, recalca que es pertinente admitir que el enlace de los objetos naturales surge de principios necesarios y que de la misma manera esto es así en la sociedad humana. Por ello es necesario juzgar las acciones humanas basándose en las mismas máximas sobre las que se razonan los objetos de la naturaleza.
El ámbito donde se desenvuelve el ser humano determina en cierto grado las circunstancias y motivos de su actuar; así pues, la voluntad queda entendida como “la impresión interna, sentida y consciente, que surge cuando producimos a sabiendas un nuevo movimiento de nuestro cuerpo o una nueva percepción de nuestra mente”. La unión entre motivos y acciones tiene la misma constancia que cualquier otra operación natural y la influencia de esta unión es la misma que determina la inferencia de la existencia de unas cosas de otras sobre el entendimiento. Así pues, la necesidad causal se forma por la uniformidad de la experiencia observable por el agente, en otras palabras, por la evidencia, y es la evidencia moral la que permite concebir algo como naturaleza humana.
La necesidad de la acción referida a cualesquiera ámbitos, naturales o humanos, es una cualidad de la inteligencia para examinar las acciones y asimismo determinar mediante la inferencia en el pensamiento la existencia de una acción a partir de objetos que le preceden. Hume pone en tela de juicio la existencia de la libertad y la rechaza calificándola de absurda, la asocia con una mala interpretación de la voluntad así como de una falsa apariencia e incluso la asocia con un convencionalismo establecido principalmente por intereses religiosos. Él mismo afirma que la voluntad nunca se verá libre de las ligaduras de la necesidad, es decir, que la voluntad en última instancia se encuentra siempre sometida por la necesidad. Cabe señalar, además, que la libertad también es mencionada como aquellas causas ocultas para un observador externo.

Porque todastodas nuestras acciones están marcadas por nuestros motivos, carácter y situaciones, éstas son unión y conexión constante con la condición y el temperamento de la gente, estos se conocen mediante la observación de la uniformidad de sus acciones, esta es la verdadera esencia de la necesidad. No somos entes del todo razonables.