¿Por qué razones dice Hume que el hábito que produce la asociación es perfectible?

La perfectibilidad del hábito

Para Hume, la relación básica -y quizá la única que puede considerarse innata en el ser humano- es la “semejanza”. Sin proponérnoslo la semejanza “salta a nuestra mente”. La semejanza es la relación sin la cual ninguna relación filosófica sería posible.

La contigüidad es una relación que se establece por experiencia: el ser humano ve que tales cosas van siempre unidas con muchas otras y comienza a pensar en todas las contiguas cuando una de ellas se le aparece.

La causalidad es una ley de asociación entre ideas que surge de la combinación de las dos anteriores. Objetos semejantes entre sí forman una clase llamada la clase de objetos “a)”; objetos semejantes entre sí, pero diferentes de la clase “a)” forman la clase de objetos “b)”. Pero la experiencia hace que se perciba como contigua a la clase “a)” con la clase “b)”. No sólo eso, sino que la experiencia hace que se vean como constantemente unidos a “a)” con “b)”. De tal modo que nos es casi imposible concebir el uno sin concebir el otro.

Hasta aquí la causalidad como ley de asociación. Pero recordemos que también se postula como relación filosófica y de hecho la más importante.

La ley de asociación es casi un instinto, sin proponérnoslo asociamos causalmente dos clases distintas de objetos. Pero esta asociación puede ser sólo un prejuicio.

Por ejemplo, cuando durante nuevas experiencias obtengo resultados semejantes, puedo creer que en el futuro con experiencias semejantes los resultados serán semejantes a los resultados pasados. Pero no es hasta que observo con cuidado que me doy cuenta de que existen características peculiares en mis experiencias pasadas que hacen que, en el futuro cuando experimente situaciones similares en todo excepto en estas peculiaridades evite creer en los efectos anteriores.

Imaginemos una situación en donde se dan

a), b), c), d), e,) y f). Posteriormente se dan m), n), ñ).

Ahora una situación en donde se dan

a), b), d), e), y f) y posteriormente se dan m), n) y ñ)

En otra experiencia se dan

a), b), c), e), y f) y posteriormente se dan m), n) y ñ)

Y se siguen dando diferentes combinaciones con los mismos efectos hasta que un día una combinación semejante no da los efectos esperados

b), c), d), y e), y posteriormente se dan o), p) y q)

Aunque esta última combinación [b), c), d), y e)] es muy semejante a las anteriores, no es idéntica. Nos damos cuenta de que le faltan a) y f). Elementos de la causa que sí aparecieron en los casos en que se dieron los efectos anteriores y los cuales esperábamos ahora [m), n) y ñ)].

Es así como el hábito nos enseña a descubrir mediante la comparación de los elementos que constituyen una causa cuáles de ellos son la verdadera causa y cuáles son sólo circunstancias accidentales.

El sitio en donde Hume desarrolla el método que hace que reglas generales pasen de los prejuicios a la ciencia es en 1.3.15.